Había una vez un pequeño pueblo rodeado de montañas verdes y hermosas. En este lugar, siempre había un clima cálido y soleado, pero un día, algo extraño sucedió: las nubes grises comenzaron a aparecer en el cielo y la lluvia empezó a caer.
Los niños del pueblo estaban emocionados de ver la lluvia por primera vez en sus vidas, pero también tenían miedo de los rayos y truenos que acompañaban a la tormenta. Así que, el abuelo del pueblo decidió contarles una historia sobre ellos.
"Los rayos son como pequeñas flechas que caen del cielo", dijo el abuelo. "Pero no te preocupes, son inofensivos si te mantienes a salvo en tu casa. Los truenos son simplemente el sonido del cielo hablando contigo".
Los niños escucharon con atención la historia del abuelo y se sintieron más cómodos con la lluvia y los ruidos que la acompañaban. A medida que la lluvia continuaba cayendo, los niños comenzaron a disfrutarla, saltando en los charcos y jugando bajo la lluvia.
Finalmente, la tormenta pasó y el sol volvió a salir. Los niños se dieron cuenta de que la lluvia no era algo que debían temer, sino algo hermoso y refrescante que ayudaba a las plantas a crecer y a mantener el equilibrio en la naturaleza.
Desde ese día en adelante, cada vez que llovía, los niños recordaban la historia del abuelo y se sentían más felices y seguros en medio de la tormenta. Y así, la lluvia, los rayos y los truenos se convirtieron en una parte hermosa e importante de sus vidas.
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