La mujer que se comió a la princesa. Cuento de Rodolfo Arrayago Conde.

 La Princesa y el Horroroso Ente.

Había una vez en un reino lejano una princesa de belleza incomparable, cuya gracia y bondad eran conocidas en todo el reino.  Sin embargo, la envidia y la maldad acechaban en las sombras, tomando la forma de una mujer fea y horrible que ansiaba la belleza y la vida de la princesa.

Un día, mientras la princesa paseaba por los jardines del castillo, la malvada mujer la emboscó y con artimañas la atrapó, devorándola entera.  La princesa, en un giro cruel del destino, se encontró atrapada dentro del cuerpo de su captora, condenada a vivir en el horroroso ente que una vez fue una mujer. 

Desde ese momento, la princesa luchaba por mantener su esencia y su bondad en medio de la fealdad y la maldad que la rodeaban.  Intentaba comunicarse con el príncipe, el único que podía liberarla de su prisión, pero al ver la apariencia repulsiva de la mujer que una vez fue su amada, el príncipe la rechazó con horror y tristeza.

La princesa sufría en silencio, anhelando ser liberada de su tormento, pero el príncipe, cegado por la apariencia externa, no pudo ver más allá de la fealdad que envolvía a la princesa.  Así, la princesa vivió en soledad y sufrimiento, anhelando la libertad que solo el perdón y la comprensión del príncipe podrían brindarle.

Y así, la moraleja de esta historia nos recuerda que la verdadera belleza reside en el interior, y que el rechazo basado en la apariencia externa puede llevar a un sufrimiento profundo y una pérdida irreparable de la verdadera esencia de las personas.